domingo, 16 de noviembre de 2014

24/7

Yo solía mirarle cuando sabía que no lo advertía.
Solía buscar su forma de caminar entre las piernas de la gente y reservar el último pensamiento del día para su pequeña naricilla.
Solía pensar en que todo esto que somos ahora es lo que muchos desearían tener, que a veces, un secreto puede ser la mayor de las verdades, y que la perfecta melodía jamás escrita reposaría por los restos entre las yemas de sus dedos.
Él tiene la mirada siempre fija y el torso no demasiado marcado.
Tiene una constelación entera de pecas repartidas por todo el cuerpo, el lunar más sexy del mundo coronando lo que ahora considero mi tesoro.
La espalda ancha, definida, aunque no demasiado musculada. En el punto idóneo.
Sus manos son secas, pálidas, frías.. aunque vendería mi alma por verlas acariciar mi espalda a cada alba.
Adoro aferrarme fuerte a su pelo cuando hacemos el amor, observar la manera en que cierra los ojos y me rodea con sus brazos cada vez que le digo bajito que le quiero, mientras le beso el pecho, como siempre hago, como siempre haría.
Y ahora que estoy aquí, con Destiny Of Love de fondo y sin más ruido que el de las teclas del ordenador escribiendo por una vez puro, me gustaría que me dijeras una vez más que soy la única, que tus manos solo componen canciones pensando en las mías, que entre el sonido del piano y el de mis besos rodeando tu ombligo existe el símil más bonito jamás inventado, y que los años guardarán la historia del castillo que comenzó siendo simple asfalto y que ahora podría considerarse nuestro pequeño y cálido hogar.

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